domingo, 14 de marzo de 2010

Juego de ti y de mi


No te pinta la vida en mí pero te recuerdo como lo más gozoso que habré de vivir. En una tarde de un jueves, con el altar que te serví, con las copas en el suelo y, sobre la mesa, flores de jazmín; como perfumando el tiempo con el aroma de la mañana en que te conocí. Así son las mañanas de abril, las tardes de mayo y las lluvias por fin.

En secreto me pido a gritos “¡no tomes más de mí!”. Tan impersonada en alma como encarnada en mí. Alada por las tardes simbolizas, ángel, un secreto a voces –de esas que escucho cuando sueño-, mi vida al fin. Así, tan despacio decido probarte cuando me pruebo a mí. Por que el tiempo aquí es secreto; viene y va para ti, huye y brinda para mí. Me hago tuyo cuando me hago parte de ti y despierto del sueño-juego de ti y de mí. Y estás aquí. Y te contemplo. Y estás más aquí.

Eres todo lo que no conozco y lo que no conozco de mí. Y sigues aquí, en mi mente, en mi espacio, en mis ojos cerrados y la lluvia parca del verano cuando devienes en mi mente, en el secreto sordo al dormir y en su despertar aciago y en queriéndome volver a dormir; para tenerte más cerca, sueña mi tiempo contigo y para ti.

El amanecer, la tarde, el sueño, el aire; todo eso se me significa por ti. Todo tuyo así soy; todo tuyo he sido esperándote mesiánica, todo tuyo seré sabiéndote eterna. Así juego del tiempo juega conmigo y de mí. Despierto y duermo con el sueño de ti y de mí. Como ahora que te amo, amé y amaré, este segundo eterno va y viene y para siempre me hace feliz, todo siempre como mañana de abril.

Hoy te pinta la vida en mí; bríndate mi sueño, juega con mi juego y, cuando regreses, hazte parte de mí.