jueves, 12 de agosto de 2010

Fosforo


A partir de un sueño trajo la noche y me la brindó. Se escapó de pronto, en un día aciago, en un estigma, en un recuerdo malsano que la intoxicó. Yo le brindé mi mundo y mis versos, no pude más que dejarla tocar mis secretos. La convertí en mi día y mi razón, en alimento del tiempo, en sinónimo de la emoción. Efímera, a la siguiente noche me secó. Siendo hoja seca me dejo volar al destino, sopesando días, extremando cuidados para mi corazón. Y la dejo libre, me pierdo todo lo hermoso que me mostró. Me quedo con su recuerdo y espero, ansioso, que vuelva para siempre, sólo como se me apareció.

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